Lencho Salazar se fue con el corazón lleno del cariño del público
Todos querían tener un momentico con Lencho Salazar, ayer al mediodía, en el homenaje que le hicieron en el Centro Nacional de la Cultura. Las personas buscaban saludarlo y que el folclorista supiera el gran cariño que le guardan.
Su sonrisa en el rostro lo delataba; estaba encantado de todo el cariño, de tantísimo aplauso y de que un montón de chiquillas hicieran fila para tomarse una foto con él y plantarle un beso en el cachete.
Pero el intérprete de El polecía no llegó solo a recibir, el músico de 82 años quería regresarle al público un poquito del abundante cariño que le estaban entregando. Con su espontaneidad usual, le pidió a Humberto Vargas que le prestara la guitarra. Apoyado en el brazo de su exalumno y actor Gustavo Rojas, se puso en pie y caminó despacito hasta el micrófono.
“Casi no puedo mover el brazo derecho”, le explicó a la concurrencia, eso como secuela de un accidente del 2006. Sacó fuerzas a punto de aplausos y comenzó a cantar: Por la callecilla de justo Peraza..., las estrofas de su popularísimo tema La segua .
Emocionados. Los ojos le chispeaban, y sus fans no dejaban de aplaudir emocionados de verlo, entonando sus canciones.
Abundaron cámaras de fotos, video, teléfonos y tabletas que buscaban guardar ese momento en la historia.
Graciela Sandí fue una de ellas. Esta señora, vecina de Calle Blancos, dijo que conoció a Lencho muchos años atrás, cuando vivió en San Carlos.
“Es una gran cosa este homenaje, porque los homenajes tienen que ser en vida”, añadió Sandí.
La lluvia amenazaba, los relámpagos comenzaban a hacerse presentes, no obstante, Lencho estaba dispuesto a cumplir su palabra de cantar dos canciones.
Ahí viene, ahí viene, el ángel que yo adoro... siguió cantando Lorenzo Salazar, este hijo predilecto de San Roque de Naranjo.
Sus fans respondían el coro entusiasmados, porque estaban ahí para eso, para verlo con toda su sencillez y talento.
El humor estuvo presente, cargado de anécdotas y chistes, Lencho puso a reír durante un momentico a cientos de adolecentes que poco o nada conocían de este músico e investigador de la cultura.
El cansancio pasó pronto la factura, nuevamente Rojas lo tomó fuerte del brazo, y lo ayudó a sentarse en un sillón. Desde un sitio preferencial, Salazar continuó viendo las presentaciones de los artistas que cantaron sus canciones.
Jorge Solano, músico josefino, llegó al Cenac desde el mediodía, con su madre. Para él era más que merecido el homenaje que le hicieron el programa Enamorate de tu ciudad , del Ministerio de Cultura, y la Asociación de Compositores y autores Musicales, por la larga carrera del folclorista.
Según Solano, los méritos de Lencho son muchos, entre ellos mantenerse activo por tantos años. En especial, dijo, porque se dedicó a tocar música folclórica.
Cerca de las 4 p. m. Salazar se despidió, pero, tuvo la oportunidad de escuchar a colegas como Marta Fonseca, Freddy Calvo, Pato Barraza y Humberto Vargas cantar alguna de sus canciones.
Aunque para personas, como las hermanas Jiménez Castro, el evento les quedó debiendo más folclor, más baile y menos canciones de otros artistas.
